El día de descanso

Eran las tres.O al menos eso marcaba el reloj de la mesilla.Normalmente no se despertaba por la noche,asi que cogió sus zapatillas y su bata,y atándosela,bajó al vestíbulo.No encendió la luz.No había bajado a por un vaso de agua ni tenía ganas de orinar.Simplemente bajó sin saber porqué.

Miró el reloj de péndulo. El alto, oscuro y sonoro reloj del recibidor. Tic Tac. Salió al jardín sin pensar en nada. Se quitó la bata y la depositó cuidadosamente en el césped.Se tumbó en la hierba lentamente y adoptó una postura cómoda con los brazos sobre el pecho,mirando hacia donde debieran estar las estrellas,que no se dejaban ver aquella noche.No pestañeaba ni se dormía,solo estaba y esperaba sin saber el qué.

De pronto,el cielo se tiñó de rojo sangre y la luz que reflejaba convertía todo lo que veía en algo rojo.Comenzó a sentir calor.Tic tac.Más calor.Siguió allí un rato,hasta que el cesped se secó con el calor y él estaba casi deshidratado.Tic tac.Se arrastró hacia la puerta,pero hacía más calor.Se sacó el pijama,pero hacía más calor.Tic tac.Más calor.Entró a gatas en su casa y miró al reloj.Tic Tac.Más calor.Tic tac.Siempre más calor.Con las fuerzas restantes, agarró una silla de metal y golpeó el rojo reloj de péndulo.Más calor.Se limpió el sudor con el dorso de la roja mano y reptando por el rojo suelo salió de nuevo al jardín que ahora era ya rojo en su totalidad y sí; Hacía más calor.Volvió a recostarse en el mismo lugar,de la misma manera.

Sonrió.Sus ojos antes azules ,eran ahora rojos al igual que los dientes de su roja sonrisa.Pero ahora ya daba igual.Se pusó un poco más cómodo y, por primera vez en aquel período indefinido de tiempo ,pensó algo.Ahora ya sabía porqué había bajado allí.Al fin y al cabo su día de descanso iba a durar mucho más de lo previsto.